ESTO NO PARA NUNCA
EL TELÉGRAFO DIGITAL, 2/9/05.
Editoriales
Hace mucho tiempo ya que el mes de agosto dejó de ser ese remanso de paz y soledad para los que se quedaban en casa mientras el resto del mundo se marchaba de vacaciones. Quienes hayan tenido que quedarse el pasado mes de agosto en la capital han podido comprobarlo una y cien veces. Hay quienes, por ejemplo, cada vez que oyen las palabras “M-30” o “Carretera de La Coruña” sufren tics nerviosos y graves casos de ansiedad.
Los únicos que no parecen darse cuenta de que los meses de verano ya no se diferencian mucho del resto de meses del año son los poderes públicos, que tienen la manía de emprender las obras más engorrosas y molestas precisamente cuando más calor hace. Para que el que las sufre detrás de un volante tenga algún aliciente que añadir a los atascos, en forma de sofoco y deshidratación.
Al menos, en la Sierra Noroeste, estábamos avisados, porque las obras en la A-6 vienen de largo y todavía nos espera un año de “calamidades” antes de que finalicen. Los que además tienen que bajar a Madrid ya, definitivamente, andan con los nervios destrozados. Si eso ha sido así hasta ahora, dentro de dos semanas, cuando los que faltan hayan vuelto, comiencen los autobuses escolares, abran los comercios que ya estaban cerrados y se instale “la normalidad” va a ser ya cosa de vender el coche y la casa y marcharse a una isla desierta.
Claro que, si sólo fuera cuestión de obras en las carreteras, podríamos pensar que, efectivamente, la Administración sigue creyendo que durante el mes de agosto queda menos gente en la región, esto es, menos ciudadanos a los que fastidiar con las obras. Pero es que el mes de agosto se ha convertido también en un no parar en otros temas. Y si seguimos pensando que la Administración, que es un poco más lenta de reflejos que el resto del mundo por aquello de la burocracia, aún cree que en agosto hay mucha menos gente en Madrid, y aún así toma según qué decisiones, empieza a ser preocupante.
No es la primera, ni la última , que recibimos quejas de vecinos que comprueban que, precisamente en el mes de agosto, se inician plazos de exposición pública o presentación de alegaciones sobre importantes proyectos que les afectan. Y no sólo Planes Generales varios. Ya les contábamos antes de las vacaciones sobre el proyecto de construcción de una línea eléctrica entre Galapagar y El Escorial, que ha provocado un buen número de quejas entre los afectados, que ahora encima se han enterado de que, durante el mes de agosto, la Consejería de Medio Ambiente ha dado cuenta en el BOCM de la aprobación del Plan Especial de Infraestructuras para esta misma línea, iniciando su exposición pública para la presentación de alegaciones. Todo en el mes de agosto.
Cada día son más los que reniegan de las vacaciones en el mes de agosto y prefieren la tranquilidad de sus viviendas lejos de las abarrotadas costas, las ciudades europeas “tomadas” por los turistas y los destinos paradisíacos del “todo incluido” repletos de españolitos. Pero es que, además, casi que nos tiene más en cuenta no dejar el “cortijo” sin vigilancia durante el mes de agosto. Que a la que te descuidas has vuelto de las vacaciones y alguien se ha encargado de construir una autopista allí donde estaba su casa. Con su correspondiente presentación de proyecto, plazo para presentar alegaciones, resolución, inicio y fin de las obras. Y todo en el mes de agosto.
Y por si fuera poco, los Bomberos de la Comunidad de Madrid andan mosqueados por los más de 30 incendios que, desde principios de julio, se han desatado en el área comprendida entre Torrelodones, Collado Villalba, Galapagar, Colmenarejo y San Lorenzo del Escorial, cifra que triplica las estadísticas de un verano normal. Normal.
Parece que no somos capaces de tener unas vacaciones sin disgustos.
jueves, septiembre 08, 2005
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